lunes, 3 de marzo de 2008

Lempicka: el erotismo hecho arte

El erotismo es arte, y quien diga lo contrario, miente. Y plasmar sobre lienzo el erotismo es más arte aún. Los desnudos son un tema recurrente en las artes plásticas a lo largo de toda la Historia: repetidas Venus decapitadas o no de carácter anónimo, Praxíteles y su Hermes de curvada cadera y tan joven y cándido... Sin obviar épocas como el Renacimiento - Boticelli y esa Venus de cuerpo tan armónico- o el Barroco en el que Rubens hizo del cuerpo femenino desnudo un adalid de su arte.

Pero me interesa Tamara de Lempicka, quien daría razón de ser a los Roaring Twenties con sus fiestas en la gran manzana, convirtiéndose en el símbolo de toda una época, tanto ella como su arte.

Su arte es el referente y ejemplo perfecto del Art Decó. Aleccionada por grandes maestros como Maurice Denis (artista próximo a los Nabis) , André Lothe (de formación cubista) y el tubismócrata de Léger, consiguió crear un estilo muy personal, que le hizo ser la retratista de moda de la alta sociedad del momento.

Sus figuras trazadas con líneas gruesas, sobre fondos planos se emplearon hasta la saciedad en cartelería, para más tarde acabar calificadas como obras de "porno blando".


Tamara de Lempicka o María Górska no puede ser considerada como alguien políticamente correcto. Seductora, extravagante, avasalladora, elegante, anticomunista, sofisticada o very talented, serían adjetivos que definirían a la persona de esta genial pintora de principios del siglo XX.